El director mallorquí Daniel Monzón i la seva pel·lícula Celda 211 són la gran revelació del cinema espanyol d'enguany. Així ho demostren els 8 Goyas que ahir vespre s'emportà la cinta, entre els quals figuren el de millor pel·lícula, millor director i millor actor protagonista, Luis Tosar. Val a dir que optava a setze. "Això vol dir que la pel·lícula us ha agradat molt", amollà Monzón en recollir l'estatueta com a millor director de mans de Pedro Almodóvar."Precisament per això les feim", reconegué el palmesà, que ahir vespre aconseguí arribar a la cúspide cinematogràfica després d'anys de carrera amb La caja Kovak i El robo más grande jamás contado.
Aquesta és la quarta cinta del mallorquí com a director i la cinquena com a guionista. Un premi, per cert, que també s'endugué ahir vespre juntament amb Jorge Gerricaechevarría en la categoria de guió adaptat.
Cal dir, però, que la vetlada dels Goya va ser molt disputadas, perquè l'altra gran favorita, Àgora, d'Alejandro Amenábar, s'emportà set estatuetes, entre les quals es troben la de millor guió original i la de millor direcció de producció. Les altres pel·lícules que optaven a millor film eren El baile de la victoria, de Fernando Trueba, i El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella. "Tant de bon Celda 211 ajudi a fer que es cregui que és bo fer pel·lícules espanyoles", asseguraren els productors de la cinta dirigida pel palmesà.
La gala, presentada per Andreu Buenafuente, combinà l'humor, el rigorós directe i la sorpresa. Sobretot això darrer en veure comparèixer sobre l'escenari a Pedro Almodóvar que, a la fi, es reconcilià amb els Goya i l'Acadèmia. "Ha estat per la constant insistència del president de l'Acadèmia que som aquí", digué referint-se a Àlex de la Iglesia i davant un públic que s'havia posat dempeus per aplaudir-lo. Però, a més del miracle del director manxec, la XXIV edició dels Goya també aconseguí el que fins ara no s'havia pogut captar ni en una gala dels Oscar: veure Javier Bardem i Penélope Cruz acudir plegats, com a parella, a un esdeveniment estrictament cinematogràfic. Ella enlluernà de nou sobre la catifa verda amb un vestit blanc vintage dissenyat pel finat Versace.
Bardem pujà a l'escenari per entregar el premi al millor actor protagonista, que fou per a Luis Tosar (Celda 211), que assegurà que "l'alegria més grossa de la nit" se l'havia enduita amb el premi a la seva parella i companya de repartiment, Marta Etura. Una incrèdula Marta Etura apuntà, amb el Goya a millor actriu secundària en mà, que l'èxit de Celda 211 s'explicà perquè tots els participants ha donat "el millor de si mateixos, gràcies a un excepcional capità com Daniel Monzón". Lola Dueñas fou mereixedora del premi a la millor actriu protagonista, en el qual s'imposà així al trio d'intèrprets internacionals format per Rachel Weisz, Maribel Verdú i Penélope Cruz. Amb Yo, también, repetí l'èxit de la seva Conxa de Plata del Festival de Donostia.
Per la seva banda, el músic Alberto Iglesia salvà l'honra de la cinta Los abrazos rotos, de Pedro Almodóvar, per a la qual aconseguí l'únic guardó de la nit, mentre que Àgora, d'Alejandro Amenábar, no decebé i arrasà en l'apartat tècnic amb un total set victòries, incloses les d'efectes especials, fotografia i direcció artística, a més de millor guió original, firmat a mitges entre Amenábar i Mateo Gil. Tal com havia promès Andreu Buenafuente, honorà el cinema fent la millor televisió. Fou un espectacle en directe, per primera vegada en anys, i sense talls publicitaris en el qual va tenir Santiago Segura com a company de bromes. El moment emotiu de la nit va ser durant l'entrega del Goya d'honor a Antonio Mercero. Els seus fills assistiren a la gala per agrair el guardó, mentre un vídeo mostrava que, dies abans, Àlex de la Iglesia havia anat en persona a casa de l'homenatjat, afectat d'alzhèimer, per entregar-li el premi.
La "Celda" de Daniel Monzón gran triomfadora
La pel·lícula del director mallorquí, Celda 211, s'emporta vuit premis Goya, entre els quals figuren el de millor pel·lícula i millor director. La cinta d'Alejandro Amenábar, Àgora, quedà en segon lloc amb set estatuetes, en una cerimònia en la qual Pedro Almodóvar es reconcilià amb l'Acadèmia
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N'hi ha que tenen imaginació i poques feines. No sé per què m'he molestat en llegir-ho.
Me enteré que había un casting en Salamanca para una película que se iba a rodar en Zamora. Buscaban actores y me dije: no tengo nada que perder pues no tengo trabajo y me presenté en la oficina que habían habilitado en la plaza mayor de Salamanca con un breve currículum en materia de interpretación. Ciertamente hubo buena disposición entre las partes y aseguraron que estaban buscando a actores con disponibilidad durante un mes de rodaje, hice mis cuentas y me salía hasta un sueldo cobrando 20 euros al día unas 12 horas de trabajo. Me ofrecieron interpretar a un preso o a un madero, pensé: la profesión de madero suena a torturador y la de preso sin ser profesión la de alguien que se ha visto entre rejas por distintas causas, por ejemplo: preso común con muy mala suerte o preso político con peor suerte todavía, sonaba hasta noble disfrazarse de preso. Nos convocaron en la plaza Barcelona sobre las 5 de la mañana para salir en autobús hacia Zamora, durante el recorrido nos hicieron firmar un papelito en el que la productora se eximía de responsabilidad de cualquier accidente durante el rodaje pues habría escenas peligrosas... entre el sueño y el desconcierto planté la firma cual borrego dentro de un camión de transporte de ganado. Al llegar nos dieron de desayunar dentro de la antigua cárcel y ya metiditos allí se respiraba cierto ambiente carcelario, había miradas auténticas y no como la mía que era la mirada de un artista en paro. Nos adjudicaron la ropa y nos vestimos, después vino alguien de producción y nos avisó de que íbamos a rodar un motín que era una escena peligrosa y que lo hiciéramos a la primera, pues en el Cine hay mucho gasto económico y eso podía repercutir en nuestro sueldo. Empezamos bien. Y tan bien empezamos que el motín no fue un truco, fue de verdad pues la gente se puso como loca a tirarse cosas y me arrearon una solemne hostia en el pie derecho que tuve que ser atendido por Cruz Roja. En enfermería me percaté de que no era el único herido y los había hasta con quemaduras. A mí me dijo la enfermera que era mejor que estuviera en reposo y por eso ya no volví a rodar esta escena. Después nos dieron para comer un bocadillo y nos echaron la bronca porque había habido muchos heridos y hasta pudo haber un muerto pues tiraron una estantería metálica de un primer piso, nos explicaron que en el cine todo es mentira y que no podíamos trabajar así, estaban indignados con nuestra profesionalidad. Luego me enteré que tan sólo había tres actores especialistas en efectos especiales, el resto éramos carne de cañón. Ya me empecé a mosquear y para colmo también se corrió la voz de que los "blancos" íbamos a cobrar 20€, los "sudacas" 30€ y los "negratas" 40€, empezó a haber mal rollo en seguida y se establecieron los guetos al estilo más americano, yo me quedé en tierra de nadie increpando a mis compañeros que lo que había que hacer era negociar con ellos un precio fijo para todos y no que nos enfrentáramos entre sí por un color de piel y un precio de esclavo. Hubo un Motín de VERDAD y se paró el rodaje durante varias horas, nos encerramos en el patio donde nos daban de comer y les exigíamos mejoras en la comida, un trato normal y un sueldo digno. Vino gente de producción a convencernos de que debíamos seguir con el rodaje en beneficio de todos, pero como todos no éramos uno, hubo quien se vendió con cuenta gotas hasta que el Motín se disolvió por sí mismo. Pero al día siguiente todo seguía igual, el racismo económico seguía en el aire y la gente se miraba con mala hostia. A mí se me ocurrió llamar al sindicato de figurantes y a la productora le escribieron una carta haciéndoles entender que había una serie de derechos y deberes para con los trabajadores. Mientras tanto empezaron a salir un motón de chivatos que me apuntaban con el dedo a escondidillas de que yo era el causante de todos los males, no tardaron en apartarme a una de las celdas de la cárcel y amenazarme, pues ellos eran los productores y yo solo un figurante de mierda con derecho a callarme la puta boca. ¿O es qué quería yo que hubiera un altercado a un mayor? Al salir de la celda, que no era la 211 sino una que no tenía ni número, un compañero de rodaje me preguntó qué era lo que me había pasado y al acercarme a él, vino el jefe de producción me agarró por el brazo, me llevó a la sala central de la cárcel y allí en medio me dio tales voces y me acusó de tales cosas: O SEA QUE TU ERES EL ENLACE SINDICAL! ME TIENES HASTA LOS COJONES!... Me quedé callado sin palabras, y lo peor estaba aun por venir cuando vino otra tía que me volvió a dar voces y me gritó: ¡que estaba fuera del rodaje, que era un niñato y que me fuera a Salamanca andado si quería! Y efectivamente el viaje de vuelta me lo tuve que pagar yo. Ahora que la película ha sido premiada varias veces en la misma gala, y ganarán mucho dinero, me pregunto si serán capaces de hacer justicia social a partir de ahora y se comportarán como el bueno de la película o seguirán interpretando al malo ahora que ya están en la cumbre de los dioses de la mentira del CINESPAÑOL. Vivan los premios POYA con G de Gentuza