Raúl Reyes
L'1 de març de 2008, un comando conjunt de l'Exèrcit, l'Armada, la Força Aèria i la Policia atacà un campament de les FARC en territori equatorià, on abaté Reyes i 25 persones més. Reyes era el portaveu internacional de les FARC i la mort desencadenà una sèrie de retrocessos militars per als rebels, que viuen avui el pitjor moment.
Sis dies després es conegué que Iván Ríos, àlies de Manuel Jesús Muñoz i membre del comandament central de les FARC, fou assassinat pel seu cap de seguretat.
Tirofijo
Passats 20 dies més perdia la vida per una afecció cardíaca Tirofijo, malnom de Pedro Antonio Marín i fundador històric de les FARC. Aquesta pèrdua copejà el grup i féu que es desmobilitzassin centenars de membres, que s'acolliren a un pla oficial per tornar a la vida civil. Una de les sortides més importants fou la de Nelly Àvila Moreno, Karina, cap del front 47.
Simón Trinidad
Dos anys abans havien començat a caure combatents cabdals, com Ovidio Ricardo Palmera Pineda, conegut com a Simón Trinidad, membre de l'Estat Major de les FARC, encarregat en les frustrades negociacions de pau amb el Govern de l'expresident Andrés Pastrana i qui fou capturat a Quito el gener de 2004. Responsable de les finances de les FARC, fou extradit als EUA el desembre del mateix any i condemnat el 2007 a 60 anys de presó per conspirar per segrestar tres nord-americans.
Martín Cavaller
El 2007 fou abatut, amb 19 rebels més, Gustavo Rueda Díaz, àlies Martín Cavaller, cap de les FARC a la costa del Carib colombiana i qui segrestà l'excanceller Fernando Araújo. Estava acusat també d'un atac fallit el 2000 contra el llavors president dels EUA, Bill Clinton, quan va visitar Colòmbia.
El Negro Acacio
També el 2007 va caure Tomás Medina Caracas, àlies el Negro Acacio, responsable del tràfic de drogues dins les FARC i cap del front 16, durant un xoc amb l'Exèrcit a la regió del Vichada. Però fou la mort de Raúl Reyes la que vertaderament hi marcà un abans i un després.
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Carta abierta del Comandante Jorge Briceño (Mono Jojoy) Señor Freddy Padilla de León. Compatriota: Escuché atentamente su alocución radial del día 21 de enero 2010 que me pareció inspirada más con fines de propaganda, de perdona vidas y de guerra psicológica, que en sincero ánimo reconciliatorio y de grandeza, invitándome a la entrega y a la rendición. No es pionero usted en este tipo de “invitacionesâ€. Nuestro insigne Comandante Manuel Marulanda Vélez, solía relatarnos cómo en los comienzos de esta lucha por la liberación de nuestro pueblo, el general Àlvaro Valencia Tovar también acostumbraba dirigir mensajes de ese mismo tenor al Comandante Ciro Trujillo, incluso ofreciéndole dinero a modo de soborno, a tiempo que se concentraban las tropas, se estrechaba el anillo y se afinaban los mecanismos para dar comienzo a la agresión contra la población civil de las regiones de Marquetalia y Riochiquito, dentro del diseño del Plan LASO y en el medio de una situación política en que las Fuerzas Militares iniciaban su carrera como instrumento clasista de represión al servicio de los latifundistas para despojar de la tierra a los campesinos. Qué poco nos conoce usted señor Padilla de León: con toda sinceridad, sin odios ni resentimientos y con el respeto que todo revolucionario profesa por sus adversarios, le respondo: No, muchas gracias, general. En las FARC no tenemos alma de traidores, sino de patriotas y de revolucionarios. Hemos luchado y continuaremos haciéndolo, con valor, entrega y sacrificio por derrocar este régimen podrido de las oligarquías y construir otro orden social, o por alcanzar acuerdos que ayuden a construir una patria en donde quepamos todos. Jamás hemos proclamado el principio de la guerra por la guerra, ni asumido esta lucha como algo personal, ya que nuestros objetivos son los de lograr cambios profundos en la estructura social de Colombia, que por fin tengan en cuenta los intereses de las mayorías nacionales y de los sectores populares y que conduzcan al desmonte del actual régimen político criminal, oligárquico, corrupto, excluyente e injusto, como está consignado en nuestra Plataforma Bolivariana por la Nueva Colombia. Con la honestidad que corresponde a nuestro compromiso con el cambio social y la lealtad que le debemos a nuestro pueblo, le aseguramos, que no vamos a desistir después de más de 40 años de lucha, ni a aceptar una falsa paz. No traicionaremos los sueños de justicia de la Colombia que clama por la paz con justicia social, ni la memoria de los miles de muertos, ni a las víctimas de las innumerables tragedias que ha ocasionado esta cruenta guerra, declarada por la oligarquía al pueblo desde hace más de 50 años. Colombia necesita encontrar los caminos que conduzcan a poner fin a esta guerra entre hermanos, senderos de reconciliación que nos lleven a Acuerdos de Paz. Pero no será a través de una paz falsa donde una minoría oligárquica continúa acaparando todas las riquezas, a tiempo que las grandes mayorías nacionales quedan aplastadas por el peso de la pobreza, el terror militarista, la miseria y la degradación moral de una clase dirigente corrupta hasta los tuétanos, el camino más seguro para alcanzar la reconstrucción de la patria y la reconciliación de los colombianos. Una paz entendida como rendición o entrega es una fantasía de la oligarquía y solo sería un crimen de lesa traición al pueblo y a sus históricos anhelos por alcanzar, al fin, la justicia social para todos. Acuerdos de paz sí, pero, el punto cardinal es: ¿con o sin cambios estructurales en lo político y social? ¿Mas Democracia o mas autoritarismo y más represión y arrodillamiento al imperio? Lo invitamos a reflexionar sobre estas serenas palabras plenas de sensatez y actualidad, contenidas en el mensaje que dirigió el comandante Manuel Marulanda Vélez a los miembros de las Fuerzas Militares: “El futuro de Colombia no puede ser el de guerra indefinida, ni el de expoliación de las riquezas de la patria, ni puede continuar la vergonzosa entrega de nuestra soberanía a la voracidad de las políticas imperiales del gobierno de los Estados Unidos; nosotros estamos en mora de sentarnos a conversar en serio para dirimir nuestras diferencias, mediante el intercambio civilizado de opiniones hacia la solución definitiva de las causas políticas, económicas y sociales generadoras del conflicto interno, para bien de las futuras generaciones de compatriotas â€. Hoy, queremos compartir este razonamiento con usted y también, como siempre, con los sargentos, los cabos, los tenientes, capitanes y coroneles, y con todos los hombres de experiencia que ponen el pecho en los combates, pero que a pesar de ello, les está vedado ascender a la oficialidad por su origen social, su color de piel o su raza. Le recuerdo general, que el paso por la milicia en defensa de intereses extranjeros u oligárquicos que hacen algunos de ustedes, así sea prolongado en el tiempo, es efímero, y que pronto será usted llamado calificar servicios, y de seguro el pueblo o la justicia internacional, le irá a reclamar su responsabilidad como comandante de las Fuerzas Militares en los crímenes de lesa humanidad contra nuestro pueblo, hipócritamente llamados “falsos positivos†o, en su papel como jefe en un tiempo de la nefasta XX Brigada de “inteligencia y contra inteligencia†(B I N C I), de tan ingrata recordación para los colombianos, así como el florecimiento y extensión del paramilitarismo tras su paso por la comandancia de la Segunda División del ejército, al lado del hoy presidiario general Iván Ramírez. Hemos hecho reiterados llamamientos a todos los patriotas y demócratas de Colombia, a intercambiar sobre estos temas para impedir el establecimiento perpetuo en nuestra patria de una dictadura o un gobierno totalitario y despótico. Hoy las FARC queremos invitar a todos los militares e integrantes de la Fuerza Pública a retomar el camino de defensa de la soberanía patria, a trabajar por la formación de un ejército bolivariano patriótico, que no vuelva las armas contra sus conciudadanos, integrado a las luchas populares, y que trabaje en beneficio de alcanzar la paz, a la vez que por el intercambio humanitario y para a continuar la obra que dejó sin culminar el Libertador Simón Bolívar, para que Colombia no vuelva a sufrir jamás la afrenta de ver a los soldados que usted comanda, sumisos y despojados de sus armas, para ser revisadas por los representantes del ejército de la potencia extranjera que nos avasalla, como ocurrió en pasada visita del presidente Bush. Compatriota, Jorge Suárez Briceño. Integrante del Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC EP. Montañas de Colombia, Enero del 2010