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Ana, cariño, no insistas. Ya quisiera disponer de la quietud de Silos para escribir la letra del himno nacional, pero mi atención constante a las finanzas internacionales no me permite una incursión en la lírica. Desde que expliqué en Georgetow que el litro de leche puede multiplicarse por cuatro si se tiene a mano una fuente de agua clara, mister Murdoch comprendió que el barril de petróleo de Irak que le sale por veinte dólares puede salirle por cinco. Con que ya puedes imaginártelo. Me tiene a su lado hablándole todo el día de números y no puedo atender a las urgencias de España como debiera. Pero le he aconsejado a Mariano que sacuda la pereza a los vates del partido. Ahora mismo tenemos en nómina a lo mejor de lo mejor. A Pío Moa, al Jauristi, al Jané. Aún así, me he permitido sugerirles alguna que otra idea de trabajo, porque no todo el que escribe es Pemán. Por ejemplo: algunos versos han de loar a Don Francisco, en un recuerdo emocionado y elogioso. ¿Que su Majestad puede molestarse? Ana, cariño, lo dudo. Si tenemos Himno Real es gracias a Don Francisco, pues si no fuera por él estaríamos cantando el Himno de Riego. Mariano lo ha entendido perfectamente. Y espero que Josete haga otro tanto, porque es evidente que el PSOE tiene unas ganitas locas de pasarse en bloque a la calle Génova número trece. Y, por Dios, no te me asustes, que no va a repetirse lo del Cuartel de la Montaña. Si entran en casa será manos arriba y tras someterse a confesión y penitencia. Pero, permíteme la sinceridad: este PSOE me gusta. Josete ha madurado y a veces parece de los nuestros. Ha conseguido que Pepe Montilla rija Cataluña como si fuera unos grandes almacenes. Lleva la contabilidad al día y punto. De ahí que se esté recuperando el catalanismo cheli. El de Mario Cabré y el de Pepe Samitier. Y para muestra un botón: el domingo sonarán los clarines en la Monumental y ahí estará, Tito Boadella con un clavel reventón en la solapa. Y lo que vale para Cataluña valdrá para el Norte. O sea, política de DDT. Ya me entiendes, de desintoxicación nacionalista usando las armas adecuadas a cada situación. Ana, cariño, atiende a lo que te digo y no mordisquees el croissant, no sea que te atragantes. Estoy tentado de apoyar la política de los socialistas en el País Vasco, porque al fin entran en razón y entienden que la paz jamás ha sido cosa de dos. Más bien es cosa de uno. O sea, del vencedor. Fíjate en Don Francisco, sumó más años de paz que los doce apóstoles juntos. ¿Que era un pegatortas? Por supuesto. El Señor entró en Jerusalén con el ramito de olivo y al poco estaba en calzoncillos y crucificado. Métete en la cabeza que la paz no se forja haciendo volar palomitas que indefectiblemente acabarán cagándole a uno en la cabeza, sino aplicando la máxima castrense de prietas las filas y capón para el que se mueva a destiempo. El PSOE ha necesitado casi una legislatura entera para entenderlo, pero al fin se ha avenido a razones y nos ha copiado la chuleta. ¿Resultado? De Juana en Aranjuez, Otegui en Martutene y hete ahí que España vuelve a amanecer. ¿Que Zapatero dijo que Otegui era un hombre de paz? Ana, cariño, bien sabes que Josete se ha ganado justa fama de mentirosillo. Pregúntaselo a Maragal y te dirá. A los pastores de su León les fue con el cuento aquel de que por el monte van sardinas y desde entonces se suben con el ganado a los pastos del verano provistos de caña y anzuelo. ¿Qué quieres...? Es su forma de ser. Queipo mentía más que las encuestas, pero mintiendo nos ganó Sevilla. Pues de la misma manera Josete ha conseguido reducir lo catalán a Oleguer y a las calzas de Xavi y ahí le tienes, avanzando con porte marcial por el País Vasco, culo prieto y pecho fuera. Burla, burlando, está haciendo más por la unidad de España que Isabel y Fernando. De ahí mi respeto. ¿Que se ha limitado a recoger la mies nacida de la semilla que esparció Don Francisco? En efecto. Ana, cariño, has dado en el clavo. Lo importante, ahora, es que sepa hacerse digno de esta herencia potenciando aquellas cosas que nos unen. ¿Como el tinto de verano...? Ana, cariño, tu ya estás pensando en las veladas agosteñas de Quintanilla de Onésimo. Ya sé, pillina: medio litro de vino peleón, otro tanto de gaseosa, algo de Martini rojo, limón y hielo, nosotros en la terraza entonándonos un pelín y en lo alto, las estrellas. Si mal no recuerdo, en la última velada del pasado año te compuse La del manojo de rosas o algo parecido, porque en la Sociedad de Autores topé con el sabidillo de turno que me dijo que el maestro Sorozábal la había registrado cuando la República. Ya sabes: La del manojo de rosas/ la de la trenza florida... ¿Que me calle porque luego la chacha larga en el súper que le he dado un tiento a la bota en horas de oficina...? Pues la hemos fastidiado. Ana, cariño, vigila al servicio que sin pretenderlo igual metes en casa a una quintacolumnista. No bajes la guardia ni ante la chica de Avon. Ya sabes, siempre en tensa vigilia como nos enseñó El Ausente.