Les manifestacions, JoseMari & Ana

Ana, cariño, se hace camino al andar. ¿Que si pretendo decirte que Mariano nos ha suprimido el coche oficial? No hagas bromas de mal gusto. Fuera más fácil descabalgar al Cid de Babieca, que quitarme el coche negro. No por orgullo personal, que tú y yo alumbramos la España moderna subidos en la Vespa; sino por lo que represento en América. Ya sabes: García Lorca, Julito y yo. Por increíble que parezca, en Manhattan no conocen ni al Real Madrid. En cambio nosotros tres nos hemos hecho un hueco a través de la lírica. Aunque, en mi caso, he añadido al verso algunas notas de mi agenda universitaria. O sea, un enjundioso estudio sobre política internacional, algo sobre la responsabilidad de España en el mundo y algunas referencias a la ética cristiana con independencia de que los curillas de barrio apuesten por los gays. En fin, Ana, te decía que se hace camino al andar. Y estoy en lo cierto. Vengo de la manifestación antiterrorista, voy a unirme a la de los papeles de Salamanca y estudio la conveniencia de sumarme a la de los matrimonios homosexuales. Y si me quedan suelas por gastar y Fraga gana, me hago el camino de Santiago antes de que lleguen los calores de la siega. Así que prepárame las Nikes. ¿Que por qué no me calzo unas alpargatas catalanas? Oye, Ana, un respeto. ¿Acaso pretendes que me confundan con Macià? Las Nike, quiero. Las Nike, que huelen a liga ACB. Y la cacerola de los macarrones, por supuesto, porque siempre puede asomar algún paco apostado en los tejados. Soy consciente de que me la juego. Esta madrugada te he compuesto unos versos la mar de sentidos: «Si acaso yo muero en la tierra/ y si en la tierra mi cuerpo va a quedar/ Anita por Dios te lo ruego/ que por mí no vayas a llorar». ¿Que esto ya lo cantaba Nat King Cole, cuando tu mamá sintonizaba la emisión de discos solicitados? Imposible. En todo caso cantaba Adelita, una variante con escasa sustancia poética. A mí estos versos me han salido del alma herida, porque España huele a tragedia. Atiende, Ana, cariño, lo he hablado con Jaime Matas, porque, al igual que el Bernabéu, las Baleares son y serán zona nacional. Si algo me pasara en este incansable andar de manifestación en manifestación, podrás abrir un estanco en cualquier enclave céntrico de Palma de Mallorca. Como debe de ser. Don Francisco lo dejó bien claro: los héroes no se merecen menos que una viuda estanquera. ¿Que no me ande con coplas y a la hora de la cena esté en casa? Bueno, mujer, me hago un vermú en Lhardy con los camaradas y me vengo a paso olímpico. Ni me entretengo en las librerías, pues en la calle acecha la hez. No exagero, Ana. Don Manuel nos ha advertido: por Galicia puede entrar el terrorismo. He visto a Mariano muy preocupado. «Y si el terrorismo se adueña de las rías, en Madrí nos quedamos sin marisco», me ha dicho. Y está en lo cierto, aunque su conclusión tiene un tufo burgués, más propio del doctor Negrín que del Ausente. La independencia de Galicia le plantea a España problemas de mayor calado. Ana, cariño, si Beigas proclamara la independencia, resultaría que Franco no es nuestro. Imagínate, un puro desastre. Como para dejar de creer en Dios, pues hay verdades indiscutibles. Franco nace de España como el pan sale del trigo.